Aristófanes - Badiou. Resumen
Resumen de las ideas principales de:
• Aristófanes y Badiou
Aristófanes
comienza relatando la naturaleza humana y las modificaciones por las cuales
pasó. En su origen, los humanos no poseían solo dos sexos, femenino y
masculino, sino que existían tres sexos. Femenino, masculino y andrógino. Además
de esto, sus cuerpos no tenían la misma forma física que hoy conocemos, sino
que conformaban una sola forma. Algo así como una esfera redonda, donde ella “tenía
cuatro manos, mismo números de pies que de manos y dos rostros perfectamente
iguales sobre un cuello circular” (189 d).
Como mencionamos antes, tres eran los sexos y cada uno se relacionaba con el
microcosmos. Lo femenino o mujer con la tierra, lo masculino o hombre con el
sol, y el andrógino o bisexualidad con la luna, ésta última “por estar situada
entre el sol y la tierra” (190 b).
En un momento, el comportamiento de estos seres se volvió en contra de
los dioses, ya que decidieron subir al cielo y atacarlos. Entonces Zeus, luego
de deliberar entre varias opciones, dijo “los cortaré en dos mitades a cada uno
y de esta forma serán a la vez más débiles y más útiles para nosotros por ser
más numerosos” (190 c y d). A partir
de esta separación, tanto el hombre como la mujer intentan buscarse mutuamente
para volver a esa forma originaria de ser uno. A veces se encuentran para
seguir reproduciendo la especia humana y otras, para encontrar aquella
auténtica mitad. Es por ello que Aristófanes dice que el amor es sanador y
restaura la antigua naturaleza, porque todos los humanos tendemos a buscar la
forma originaria de nuestra naturaleza, ser uno nuevamente. Porque, según dice Aristófanes,
“cuando se encuentran con aquella mitad de si mismos (…), quedan entonces
maravillosamente impresionados por el afecto, afinidad y amor” (192 c), sin pensar en la idea de
separarse por un instante. Entonces, lo que quiere el amante es fundirse con el
cuerpo del otro, ser uno en un solo cuerpo en esta vida, y en el más allá, en
el Hades. Por eso sostiene Aristófanes que el “amor es, en consecuencia, el
nombre para el deseo y persecución de esta integridad” (192 e), pudiendo llegar así a la felicidad. Por lo tanto, solo
encontramos la felicidad, aquellos que logramos encontrarnos con nuestros
amados, para poder fusionarnos, en un solo cuerpo, reanudando a nuestra antigua
naturaleza humana original.
Badiou afirma
que el amor, hoy en día, esta amenazado en nuestra sociedad contemporánea. Argumenta
que las personas no están dispuestas a arriesgarse por amor, prefieren acordar
vínculos sin compromisos, sin responsabilidades para no salir lastimados si la
relación de amor no funciona. Este amor que no arriesga nada, él lo llama
“amenaza securitaria”, porque no presenta riesgos para aquella persona que no
apuesta al amor y sale ileso en caso de romper la relación. Frente a una concepción
liberal o libertaria del amor que se vive hoy en día, Badiou toma la idea de
Rimbaud y propone que el amor se debe
reinventar, que tiene que innovarse, dice que “hay que reinventar el riesgo y
la aventura contra la seguridad y la comodidad” (Badiou, p.6).
Lo que Badiou trata de decir sobre Platón es que, adhiere a la idea
universal del amor pero también hay que reconocer las individualidades de cada
sujeto. Y que el amor es eso que esta en el medio de la universalidad y la
individualidad. Por eso es que plantea la idea de se debe reinventar el amor. O
hay que plantear una nueva idea de universalidad, distinta a la de Platón y
distinta a la que tenemos hoy en día. Tenemos que experimentar “el mundo desde
el punto de vista de la diferencia. Y es en ello en donde hay una carga
universal, que es una experiencia personal de la universalidad posible, y que
es filosóficamente esencial” (p.8). Badiou, trae a Lacan para explicar las
cuestiones correspondientes de amor y relaciones sexuales. Explica que el amor
es aquello que se presenta a partir de reconocer al otro, porque el acto sexual
es puramente un hecho narcisista. Ya que en la relación sexual el goce es plenamente
de uno mismo en el cual hay otro que media. Y que en realidad no hay relación
sexual, “y si no hay relación sexual en la sexualidad, el amor es lo que viene
a suplir a la falta de relación sexual. Lacan no dice, en absoluto, que el amor
sea el disfraz de la relación sexual, dice que no hay relación sexual, que el
amor es lo que viene al lugar de esta no-relación” (p.8).
Badiou arguye que el amor es una
construcción de verdad. En el cual el mundo se experimenta más allá de uno
mismo, se experimenta a partir de la experiencia con otro. El filosofo francés
planea que el amor “es el proyecto, que incluye naturalmente el deseo sexual y
sus pruebas, que incluye el nacimiento de un niño, pero que incluye igualmente
otras mil cosas, a decir verdad, no importa qué a partir del momento en el que
se trata de vivir una prueba desde el punto de vista de la diferencia” (p.9).
Continua
definiendo su concepción de amor, y sostiene que para poder entender su
argumento, debemos pesar que, en un primer momento, el amor parte de la
subjetividad, de la diferencia de dos personas, sean o no del mismo sexo. Diferencia
acerca de sus pensamientos, de su experiencia de vida, de su manera de entender
las cosas, de verlas, etc. es así que tenemos dos posturas distintas,
diferentes, y es por eso que el amor se plantea a partir de un Dos. Y en un
segundo momento, es cuando a parir de esta separación “lo Dos se va a mostrar,
a entrar en escena como tal y experimentar el mundo de manera nueva, no puede
tomar más que una forma azarosa o contingente. Es lo que se llama el encuentro”
(p.11). Sostiene que en el encuentro con otro, en un principio somos Uno pero
si es amor, ya somos un Dos, y que el amor no acaba cuando en ese encuentro
sino más bien es el punto de partida de ambos. A este encuentro Badiou lo
cataloga como un acontecimiento, lo cual es una construcción que parte a partir
de lo que él llama “la escena de lo Dos”. En resumen, el amor es un punto de
partida, el cual se debe construir, por lo tanto lo plantea como un proceso y
duración. Además, “un amor verdadero es aquel que triunfa duraderamente, a
veces duramente, sobre los obstáculos que el espacio, el mundo y el tiempo le
proponen” (p.12).
Cuando se
plantea la idea de amor fusional, Badiou se muestra no alineado a esta perspectiva,
ya que la concepción fusional de amor se plantea de manera casi banal, porque
se reduce al encuentro físico de dos personas. Y esta idea se presenta como un
ideal, como un mito pero el amor para Badiou sucede en el mundo real, donde los
enamorados se encuentran por azar y no porque estén destinados a encontrarse.
Desde este punto de vista, definitivamente la concepción de amor fusional es un
ideal, una idealización del amor y que si el amor se reduce al encuentro no es
amor, sino más bien del reflejo de las relaciones líquidas que se presentan en
el mundo contemporáneo. Adhiero a la idea que plantea Badiou sobre la construcción
del amor, la cual se debe forjar día a día, tomando los riesgos de experimentar
con otro que tiene su propio punto de vista, toma sus propias decisiones, sus
gustos, etc.
Por otro lado, en cuanto a la duración
de este amor, no se trata de que dure para siempre, para toda la vida. Sino más
bien Badiou lo plantea como una manera que el amor trasciende más allá del
deseo sexual, una “manera diferente de durar en la vida” (ibídem), que toma
riesgos y presenta aventuras ya que esta duración es desconocida, por eso hay
que reinventarlo.
Para el filósofo francés es
fundamental la declaración de amor, ya que fija el compromiso con el otro. Lo
cual lleva a aceptar riesgos, sufrimientos y dificultades que puede presentar
mientras se esta con el otro, mientras se es Dos. Badiou argumenta que
“declarar el amor es pasar del acontecimiento encuentro al comienzo de una
construcción de verdad. Es fijar el azar del encuentro bajo la forma de un comienzo”
(p.15).
Bibliografía
• Banquete 189a-193e
• Badiou, Elogio del amor, caps. I-IV
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